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Consejos

Cómo reparar las humedades en esta primavera

Si vives en una casa con cierta antigüedad, o que sufre cierto problema relacionado con la falta de ventilación o de filtración, es posible que tras los meses de otoño e invierno aparezcan manchas de humedad en las paredes como consecuencia de las lluvias o del contraste de temperaturas entre el exterior y el interior del inmueble. Por eso, durante la primavera y el verano, es recomendable atajar estos deterioros para que no sigan incrementándose y, sobre todo, para no causen un perjuicio mayor no solo a nivel estético, sino también estructural e incluso de salud (malos olores, moho, etc.).

En esta época, donde las precipitaciones son más escasas, los revestimientos están más secos y se puede solucionar el problema de raíz. Aunque los productos derivados de la piedra de yeso son, por naturaleza, aislantes, es cierto que debido a su porosidad pueden contener humedad si están muy expuestos a ella de forma prolongada.

A continuación vamos a repasar las soluciones más frecuentes en función del tipo de humedad.

Condensación: se trata de aquella humedad que aparece por el contraste de temperaturas y por falta de ventilación. Una señal frecuente es notar una especie de “sudor” sobre los azulejos de nuestro baño o cocina. A menudo ocurre en espacios con falta de ventilación como los baños interiores. Actualmente, se pueden encontrar en el mercado y empresas especializadas unos sistemas de ventilación que contribuyen a regenerar el ambiente interno con aire exterior y que a su vez expulsan la humedad hacia fuera del edificio.

Filtración y capilaridad: este problema surge cuando la humedad asciende desde el suelo a través de los muros del edificio y provoca la aparición de manchas y otros desperfectos en las paredes. En este caso, la solución pasa por inyectar una resina especial para crear una película interna a través del muro que impida que esa humedad la atraviese. Por lo general, las empresas especializadas lo suelen introducir a nivel del suelo. No obstante, este tipo de filtraciones también pueden ser consecuencia de la avería o rotura de una tubería (es algo muy habitual en instalaciones de fontanería muy antiguas). En este caso, lo mejor es picar la pared hasta dar con el problema para atajarlo de raíz. Camuflarlo no servirá para nada, pues solo ayudará a que vaya incrementándose. Una vez arreglado el problema, bastará con alisar de nuevo la pared con yeso rápido (o similar) o colocar los azulejos retirados previamente.

Goteras: son frecuentes por el mal estado de las cubiertas o por la obstrucción de los canales de desagües. Es posible que el deterioro se antiguo pero que hasta ese momento concreto no “haya dado la cara”. Si se trata de una vivienda unifamiliar con más de cuatro décadas es posible que no cuente con tela asfáltica, el cual es un material aislante de gran eficacia. Para solucionar este problema, lo mejor es subir a la azotea o tejado para revisar si hay alguna loseta suelta u orificio por donde pueda penetrar el agua. Si se trata del primer caso, bastaría con adherirla bien y rellenar con mortero especial las juntas de alrededor. En el segundo, habría que aplicar un producto impermeabilizante consistente. En nuestro polvero contamos con varias pinturas especiales. ¡Consúltanos sin compromiso!